04. El universo no es eterno

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Si pretendemos hablar de la existencia de Dios, debemos partir de una afirmación: El universo no es eterno. El universo tuvo un origen.

La cosmología es la ciencia que estudia todo lo relacionado con el universo. La mayoría de los cosmólogos están de acuerdo que el universo se inició con una gran explosión hace unos (y aquí las cifras suelen variar un poco) 13.700 a 15.000 millones de años. Esta explosión es lo que generalmente se conoce con el nombre de Big Bang.

El Big Bang es actualmente la teoría más aceptada acerca del origen y evolución del universo. De acuerdo a esta teoría el universo se originó a partir de un estado inicial de alta temperatura y densidad, y ha estado expandiéndose desde ese momento[1].

Plantear la teoría de un universo eterno es entrar en contradicción con la Segunda Ley de la Termodinámica, la cual establece que el universo está perdiendo constantemente energía utilizable, lo que quiere decir que las temperaturas altas van tornándose bajas.

Muchos ateos se aferran a la Primera Ley de la Termodinámica para sostener que la energía es eterna, porque no puede ser creada ni destruida. En concreto, esta ley establece que la cantidad de energía, es decir, de materia, permanece igual. Sí puede haber lo que se conoce como cambios de estado (paso de la materia de líquida a sólida, por citar un ejemplo), pero la cantidad total permanece constante[2]. Pese a esto, los cosmólogos no consideran que la Primera Ley se oponga al Big Bang, porque esta es una ley de la naturaleza, por lo tanto es una ley física que solo se aplica dentro de la arena espacio-tiempo, pero no se aplica al origen de la arena misma. La Primera Ley de la Termodinámica no gobierna antes del comienzo del universo, sino a partir de su existencia[3].

En la actualidad tenemos establecidas varias “edades” de los “integrantes” del universo:

Estudios recientes sugieren que las estrellas surgieron 250 millones de años después del Big Bang. Se ha arribado a esta conclusión tras la detección de oxígeno en la galaxia MACS1149-JD1, situada a 13.280 millones años luz, siendo la galaxia más lejana en la que se detecta oxígeno. Este elemento químico se crea en las estrellas y, cuando éstas mueren, se libera y pasa a formar parte de las nubes de gas de las galaxias. Debido a esto, hubo un tiempo en que no hubo oxígeno en el universo. Todo esto ha sido posible gracias al radiotelescopio ALMA construido en el desierto de Atacama, en Chile. El escenario observado tuvo lugar 500 millones de años después del Big Bang, de lo que se deduce, que para que hubiera oxígeno en ese momento, tuvo que haber nacido anteriormente una generación de estrellas que ya habrían muerto. A partir de este razonamiento, los investigadores sostienen que estos astros deben haberse formado unos 250 millones de años antes[4].

El Sistema Solar tiene unos 4.600 millones de años[5].

El planeta Tierra tiene unos 4.500 millones de años[6].

Todo en el universo tiene un principio, una edad, o sea, una “fecha de nacimiento”. Y el universo es precisamente un conjunto finito de galaxias, y las galaxias son, a su vez, conjuntos de estrellas. Centenares de miles de estrellas. Tomemos a una de ellas como ejemplo: El Sol[7]. El sol es una masa de hidrógeno que se transforma lenta pero irreversiblemente en helio, y esto ocurre en todas las estrellas. En el interior del sol cada segundo se transforman 700 millones de toneladas de hidrógeno en cenizas de helio, este proceso transforma cinco millones de toneladas de materia en energía, lo que da como resultado que el Sol cada vez se vuelva más liviano[8]. Todas las estrellas emiten energía, gran parte de esa energía en forma de luz visible. El 90 % de la energía producida por las estrellas viene de la fusión del hidrógeno que se convierte en helio.

El Sol se encuentra aproximadamente en la mitad de su evolución, por lo cual seguirá brillante unos 5.000 millones de años, para finalmente convertirse en una estrella enana blanca, para luego enfriarse lentamente, y con el tiempo, dejar de brillar[9].

Este razonamiento que presenté recién con el Sol como protagonista, lo podemos trasladar a la Vía Láctea: Nuestra galaxia tiene unas 400.000 millones de estrellas. Si la galaxia fuera eterna habría estado transformando desde la eternidad, el hidrógeno de cada una de esas estrellas en helio, y la galaxia desde hace una eternidad, no existiría.

A su vez, la cantidad de hidrógeno y de helio presentes en el cosmos apoya la Teoría del Big Bang, es decir, de un universo que tuvo un comienzo. Dicha teoría argumenta que en el comienzo de todo, debido al enorme calor, los núcleos de hidrógeno chocaban entre sí a velocidades tan grandes que empezaron a fusionarse de dos en dos y a formar núcleos de helio. En base a este postulado, la proporción de hidrógeno comparada con la de helio debe ser de 3 a 1. Precisamente, sabemos que en la actualidad hay en el universo un 75 % de hidrógeno y 25 % de helio[10].

Además, si el universo fuera eterno el cielo sería luminoso; su oscuridad demuestra que las estrellas nacieron en algún momento, por lo tanto no existieron siempre[11].

Alexander Vilenkin escribe: «Se dice que un argumento es aquello que convence a los hombres razonables, y que una prueba, es lo que se necesita para convencer incluso a los no razonables. Ahora, con la prueba presente, los cosmólogos ya no pueden esconderse detrás de la posibilidad de un universo eterno en el pasado. No hay escapatoria y tienen que enfrentar el problema de un comienzo cósmico»[12].

¿A qué quiero llegar con este conjunto de datos que nos ofrece la ciencia? Al hecho de que aquello que comienza a existir requiere necesariamente de una causa para su existencia. La ciencia actual acepta que el universo tuvo un comienzo, implicando la necesidad de una causa externa que lo hizo aparecer de la nada[13].

En la siguiente entrada, veremos cuál es esa causa externa que explica el comienzo del universo.

[1] Ian Ridpath (Ed.): Diccionario de Astronomía. Ed. Complutense. Madrid. 1999.

[2] Segunda Ley de la Termodinámica. En internet: https://www.allaboutscience.org/spanish/segunda-ley-de-la-termodinamica.htm

[3] La energía no es eterna como algunos ateos creen. En internet: https://www.enghels.com/2017/09/la-energia-no-es-eterna-como-algunos.html

[4] Las primeras estrellas surgieron apenas 250 millones de años después del Big Bang. En internet: http://mysteryplanet.com.ar/site/las-primeras-estrellas-surgieron-apenas-250-millones-de-anos-despues-del-big-bang/

[5] José Vicente Díaz Martínez: Hace 4.600 millones de años. En internet: https://josevicentediaz.com/2015/01/23/hace-4600-millones-de-anos/

[6] Donald E. Canfield: Oxígeno. Una historia de cuatro mil millones de años. Ed. Crítica. Barcelona. 2015.

[7] El razonamiento que aparece en este párrafo y el siguiente ha sido tomado y adaptado del capítulo I del libro de Claude Tresmontant: Ciencias del universo y problemas metafísicos. Ed. Herder. Barcelona. 1978.

[8] El Sol. En internet: https://www.educa.jcyl.es/educacyl/cm/gallery/Recursos%20Infinity/aplicaciones/web_conocimiento/planetas/e_sol.htm

[9] E. Carrasco Lima, A. Carramiñana Alonso: Del Sol a los confines del Sistema Solar. Fondo de Cultura Económica. México, D.F. 2005.

[10] Teoría del Big Bang. En internet: https://astrojem.com/teorias/teoriabigbang.html

[11] José C. Pena: Dios y Darwin: Posible armonía entre teología y evolución, ciencia y religión. Ed. Sb. Buenos Aires. 2016.

[12] ¿Existe Dios? Presentación W. L. Craig. I. En internet: http://lastresllavesdepablo.blogspot.com/2010/08/existe-dios-presentacion-w-l-craig-i.html

[13] Antonio Cruz: La ciencia, ¿Encuentra a Dios? Ed. Clie. 2004.

Fragmento de mi libro En la Catedral y en el Laboratorio (2018)

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