Canadá divulgará un informe sobre el "genocidio cultural" contra indígenas

La Comisión de Verdad y Reconciliación de Canadá da a conocer este martes su informe final sobre el sistema de residencias escolares que internó de forma forzosa a niños indígenas, donde sufrieron violaciones, abusos físicos y psicológicos en lo que se llamó "genocidio cultural".


Durante los pasados seis años, la Comisión recogió el testimonio de más de 7.000 supervivientes del sistema de residencias escolares para documentar uno de los capítulos más oscuros en la historia del país y que se prolongó durante más de un siglo.

El informe, que dará a conocer mañana el presidente de la Comisión, Murray Sinclair, uno de los primeros jueces indígenas de Canadá, señala que al menos 6.000 niños aborígenes murieron en los internados, aunque la cifra puede ser mucho mayor porque las autoridades canadienses no mantuvieron registros adecuados.

La cifra, según extractos del documento ya divulgados, es superior a las estimaciones previas que establecían que menos de 4.000 niños murieron en los internados, principalmente por malnutrición y enfermedad, aunque en algunos casos las muertes fueron fruto de la violencia.

La Comisión también confirmará que, a mediados del siglo XX, los indígenas internados fueron utilizados en experimentos "científicos" en los que se les negó alimentos y cuidado médico.

La semana pasada, la presidenta del Tribunal Supremo de Canadá, la máxima institución judicial del país, dijo que las residencias escolares fueron un intento sistemático de Canadá de perpetrar un "genocidio cultural" contra los indígenas del país.

El sistema fue instaurado a finales del siglo XIX por el Estado canadiense como una forma de "cristianizar" a los indígenas.

Los niños, en muchos casos a partir de los cinco años de edad, eran alejados de forma forzosa de sus familias e internados en escuelas regidas por instituciones religiosas, para que olvidaran su lengua y cultura indígena.

Más de 150.000 indígenas canadienses fueron internados en las escuelas residenciales, la última de las cuales cerró en 1996.

Muchas comunidades indígenas del país señalan que la epidemia de alcoholismo, abuso sexual y violencia que padecen es una de las consecuencias más visibles de los abusos sufridos por miles de indígenas en las residencias escolares.

En 2008, el primer ministro canadiense, el conservador Stephen Harper, solicitó perdón en el Parlamento canadiense "a los antiguos estudiantes de las escuelas residenciales", y calificó su trato como "un triste capítulo en nuestra historia".

Pero desde entonces, los líderes indígenas canadienses han acusado a Harper de hacer todo lo posible para evitar que las víctimas de la residencias escolares reciban la compensación prometida por Canadá en 2002 y de ignorar sus actuales necesidades.

Por ejemplo, Harper se ha negado a formar una comisión que investigue las causas por las que más de 1.200 mujeres y niñas indígenas han muerto o desaparecido en el país en las últimas décadas.


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