14. El cuerpo humano: El sello de Dios

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Cuando queremos asombrarnos de la obra de Dios, ni siquiera precisamos mirar hacia arriba, basta con solo detenernos por un momento a ver las maravillas que encierra el cuerpo humano, el cual genera más admiración mientras más se lo estudia y se lo conoce.

Y su belleza tampoco pasa desapercibida. No es casualidad que tantos pintores destacados, como Miguel Ángel o Peter Paul Rubens, se hayan servido del cuerpo humano como inspiración en muchas de sus obras, sin obviar que de este tipo de representaciones que exaltan la anatomía de nuestra especie tenemos registros, por ejemplo, en la prehistoria y en la cultura egipcia.

Los seres humanos somos deudores de la obra de Dios, y solo podemos limitarnos al reconocimiento de la grandeza del Creador, habida cuenta que en nuestra condición humana jamás seremos capaces de semejantes prodigios.

El hombre nunca podrá inventar una máquina que funcione con la precisión y continuidad del corazón, que late 72 veces por minuto haciendo circular la sangre a todo el cuerpo a través de cientos de miles de vasos sanguíneos. Por minuto, el corazón bombea un promedio de seis litros de sangre, y en un día bombea suficiente sangre para completar más de cuarenta tachos de 200 litros[1].

La capacidad del cuerpo humano para sanar sus heridas y regenerarse es admirable. En cuanto se produce la herida, comienza el proceso de cicatrización: Las plaquetas de la sangre se adhieren al tejido alrededor de la herida y sella los vasos sanguíneos dañados formando un coágulo. El área lastimada se inflama para evitar infecciones, eliminando cualquier residuo. En cuestión de días, el tejido dañado es reemplazado, la herida se contrae y se produce la restauración de los vasos sanguíneos que se habían visto afectados. El último paso del proceso de cicatrización es la remodelación del tejido de la cicatriz y el fortalecimiento del área dañada[2].

Dios es más admirable en lo imperceptible que en lo visible.

Cada neurona establece conexiones con sus células vecinas, que van desde las 5.000 hasta las 50.000. Esto equivale a construir una red neuronal intercomunicada de 100.000.000.000.000 de conexiones, lo que supera ampliamente el ya de por sí impactante número de estrellas de nuestra galaxia[3].

Un estudio llevado a cabo por científicos del Massachusetts Institute of Technology (MIT) demostró que el cerebro humano es capaz de procesar imágenes completas en solo 13 milésimas de segundo. Cuando vemos algo la información llega a la retina, donde se transmite al cerebro para que este la procese en parámetros de forma, orientación, color, etc.[4]

«Las moléculas de ADN contienen una apabullante cantidad de información... Si pudiéramos, mediante algún método especial, desenrollar cada hebra de ADN que hay en nuestro cuerpo y dispusiéramos de ellas una a continuación de la otra formando una cadena, la última molécula se encontraría en el gélido espacio, a una distancia ¡500.000 veces superior a la de la Tierra a la Luna!»[5].

El ojo humano puede distinguir alrededor de 10 millones de colores diferentes[6]. «No hay forma de que una estructura tan intrincada como el ojo humano alguna vez haya evolucionado de una compilación aleatoria de células. La complejidad del ojo humano es, de hecho, la evidencia más poderosa de la existencia de Dios»[7].

El hígado es una colosal fábrica de azúcar. «Cuenta con cuatro millones de pequeños talleres o laboratorios, donde se elaboran los azúcares y los jugos de la hiel... Es un portento de sabiduría, pues supone el conocimiento perfecto de la química. Por su parte, los riñones constituyen otra maravilla complejísima. Son un conjunto de filtros complicados y perfectos con innumerables canalículos o tubos replegados alternamente»[8].

[1] Frank Zorrilla: Conociendo a Dios a través de la ciencia. Ed. Palibrio. 2011.

[2] Capacidad del cuerpo humano para reparar las heridas. En internet: http://elurbano.news/2017/11/05/sorprendente-capacidad-del-cuerpo-humano-reparar-las-heridas/

[3] José Gerardo Chacón: El misterio de la vida, su brevedad, complejidad y belleza. Ed. Punto Rojos Libros, S.L. 2017

[4] Javier Flores: El cerebro humano procesa las imágenes en solo 13 milésimas de segundo. En internet: https://www.muyinteresante.es/salud/articulo/el-cerebro-humano-procesa-las-imagenes-en-solo-13-milesimas-de-segundo-101389808233

[5] Leonardo Vintiñi: Nuestro ADN contiene un mensaje divino. En internet: https://www.lagranepoca.com/vida/48879-adn-mensaje-divino-enzimas-dios-moleculas-humanos-cosmos-carl-sagan.html

[6] Sarah Romero: Curiosidades sobre los ojos. En internet: https://www.muyinteresante.es/naturaleza/fotos/curiosidades-sobre-los-ojos/cuantos-colores-puede-distinguir-el-ojo-humano

[7] Rice Broocks: Dios no está muerto. Casa Creación. 2014.

[8] P. Ángel Peña O.A.R.: Las maravillas de Dios. Lima. 2008.

Fragmento de mi libro En la Catedral y en el Laboratorio (2018)

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