Libro: Apotegmas en el desierto (2014)
Mi manera de querer no dicta cátedra, improvisa demasiado,
tropieza por demás, sobrevive corriendo en cámara lenta,
escapando por la ventana de un dolor que yo mismo he fabricado;
mi manera de querer no es automática, es bohemia y tan humana
que acierta solo cuando se equivoca, y en el ojo de la tormenta
va aprendiendo a no sufrir ni a esperar un milagro cada mañana.
Mi manera de querer no es la mejor ni la menos mala, es distinta
solamente por el hecho de ser mía, por confesarse indiferente
a mis defectos, no se resume en estas líneas faltas de tinta;
mi manera de querer es bastante exclusiva, selectiva en emociones,
no es rutinaria ni precisamente diaria pero logra que me reinvente
cuando se lo propone, no es grandiosa pero es grande a fuerza de intenciones.
Mi manera de querer no es un refuerzo de jerarquía, pero quiero
considerarla no se si indispensable pero cuanto menos importante
en la vida de quien decido regalarle mi cariño animal pero sincero;
mi manera de querer besa anhelos, es muda pero sabe hacerse escuchar,
se manifiesta sin palabras engoladas y pese a ser a veces desconcertante,
es por mis gestos y mis acciones que quien la recibe nunca se permite dudar.
Mi manera de querer quiere como la dejan,
como le sale, como le urge y a los tumbos,
con elecciones caprichosas pero con el rumbo
definido; mi manera de querer corta las rejas.
Mi manera de querer tiene forma de acertijo,
obsequia lo que puede, hasta aprende a volar
para estar con quien lo vale y sin cuestionar,
no la tildo de ideal pero es la que yo elijo.
Mi manera de querer no traza metas, ni formula logaritmos extravagantes,
es inocente cuando lo desea, arrogante quizá sin siquiera darse cuenta,
carente de melodía que la defina, falta de ritmo y de sucesos importantes;
mi manera de querer pinta mi camino más de lo que supone su ignorancia,
una ruta que no es color de rosa y acostumbra sumar menos de lo que resta,
es mi insignia y me acompaña tanto que la traigo soldada desde la infancia.
Mi manera de querer es efusivamente brusca, es feliz en un abrazo verdadero,
mi sufragio obligatorio, mi elección más natural y cursi pero menos programada,
no busca las coincidencias, solo acepta a los demás así como los hicieron;
mi manera de querer no recita triunfos por un orden alfabético establecido,
hay lugar para quien lo merece, no promete paraísos, no narra cuentos de hadas,
cuando revive me quita las astillas y sana porque hay gente que me ha elegido.
Mi manera de querer es hasta ilógica, camina siempre bajo el sol en el verano,
pisa escarcha en los inviernos despiadados, no se refleja en la luna llena
sino en quienes me acostumbran acompañar, amigos de la vida, tan hermanos;
mi manera de querer no es de cemento, y no siempre se esfuerza por agradar,
pasa que así la han aceptado y a veces no está conmigo a la hora de la cena,
se encuentra junto a quien lo merezca, por ayudarme diariamente a respirar.
Mi manera de querer no porta argumentos,
ni es de queso ni intimida al observarla,
un poco complicada, jamás pretendan cambiarla,
es una elección de la que no me arrepiento.
Mi manera de querer sabe bien por quien jugarse,
por los mismos que sin pensarlo lo harían por mí,
se quienes son porque hace tiempo viven aquí,
en mi corazón que es una licitación difícil de adjudicarse.
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