Lo que intentaré demostrar a continuación es que no existe ninguna obra de la antigüedad que pueda presentar las garantías de historicidad de los Santos Evangelios.
Platón nació en Atenas en el año 427 a. C. y murió en el 347 a. C. Fue el creador de un sistema filosófico y de un método de exposición de la filosofía que lo ubica muy probablemente como el filósofo más influyente de toda la historia[1]. Pues actualmente no se conserva ningún original de Platón. La legitimidad de los textos se basa en copias bizantinas de los siglos X-XII, cotejados con los fragmentos de papiro de Oxirrinco (siglos I-VI d.C.) y referencias en otros autores: Plutarco, Proclo, Jámblico, etc. En la actualidad, los manuscritos más antiguos conservados con obras completas datan del 895 y 900 d.C. (Codex Clarke, que se encuentra en la Bodleian, con las primeras seis tetraologías y el Codex Parisinus Graecus, con las dos últimas. Para la séptima tetralogía el manuscrito más antiguo data del siglo XII). Incluso en la Edad Media y parte de la Edad Moderna, el único texto de Platón que se conocía era la traducción latina comentada del Timeo de Calcidio[2].
Aristóteles vivió entre el año 384 y el 322 a.C. Pues el manuscrito más antiguo que se conoce de su autoría data aproximadamente del año 850 d.C. Nos encontramos con bastante más de un milenio de diferencia entre los escritos originales y los que han llegado hasta nuestros días[3].
Las obras de Virgilio distan cinco siglos de sus originales, las de Horacio, nueve siglos, las de Julio César, por ejemplo, “La guerra de las Galias”, once siglos[4].
Theodor Mommsen, historiador alemán, catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Berlín y Premio Nobel de Literatura en 1902, dijo del historiador griego Polibio, que «a él es a quien deben las generaciones posteriores, incluso la nuestra, los mejores documentos acerca de la marcha de la civilización romana». Pues el manuscrito más antiguo que tenemos de Polibio es 1.067 años posterior a su autor[5].
Si queremos conocer los sucesos profanos ocurridos en la misma época en que fueron redactados los Evangelios, la principal autoridad en la materia son los Anales de Tácito, cuyo manuscrito más antiguo que poseemos data de entre los siglos IX y X[6].
Fanias fue un historiador y filósofo griego del s. IV a.C. que gozó de un gran prestigio como historiador[7]. A pesar de esta reputación, no se conserva ningún escrito suyo, salvo fragmentos. Entre sus obras desaparecidas se incluyen Castigo de los tiranos, Sobre los poetas, Sobre los socráticos, etc[8].
Esquilo (525 – 456 a.C.) es considerado el fundador de la Tragedia Griega. En su caso, apenas se conservan 7 de las 79 obras que escribió[9], es decir, que más del 90 % de su producción literaria no ha llegado a nosotros.
En cuanto a los grandes poetas griegos y romanos de la antigüedad, de Anacreonte solo se conservan unos pocos fragmentos de su autoría; de obras de gran reputación como los Fastos, de Ovidio, donde se describe por medio de un calendario poético las diversas fiestas romanas, apenas se han conservado seis de los doce libros del proyecto original; de los nueve libros de poesía que escribió Safo apenas disponemos actualmente de 650 versos[10].
De Sófocles, palabra mayor en la historia del teatro griego, tan solo han llegado hasta nuestros días 7 de las 123 tragedias que escribió, es decir que el 95 % de su obra es desconocida para nosotros[11].
Tampoco se ha conservado ninguno de los treinta y siete libros que escribió el emperador romano Claudio[12].
Y es entonces que alguna voz puede plantearse: ¿Pero es que según el autor de este libro debemos dejar de estudiar a Platón y Aristóteles, silenciar a Virgilio, Polibio y Tácito, condenar al olvido a Julio César, a Fanias, a Ovidio, y a los demás escritores mencionados en los párrafos anteriores? ¡Pues para nada, muy por el contrario! Todos estos nombres tienen su merecido lugar en la historia del pensamiento humano, y deben ser leídos, estudiados y analizados cada vez que se tenga la ocasión. Yo simplemente propongo que no le exijamos a los Evangelios aquello que las demás obras de la antigüedad no pueden ofrecer. Y precisamente, hablando de los Evangelios, este es el momento de que pasen al frente:
El trozo de manuscrito escrito en papiro más antiguo de los Evangelios conocido hasta el momento es el Papiro P52, que se conserva en la biblioteca John Rylands, en Manchester, Reino Unido. Se trata de un pequeño fragmento del Evangelio de San Juan, y sobre una sólida base paleográfica ha sido datado en torno al año 125. Teniendo en cuenta que Juan escribió su Evangelio entre el 90 y el 100, disponemos de una copia ¡De tan solo unos 25 o 30 años después del original![13]
En 1922 fueron descubiertos en Egipto un grupo de 22 papiros, que contienen fragmentos del AT y NT, literatura del Cristianismo primitivo, también de Homero y Menandro. Recibieron el nombre de Papiros Bodmer después de ser adquiridos por Martin Bodmer. En ellos se encuentra el Papiro P66, del Evangelio de Juan, fechado en el año 200, solamente cien años después del original[14].
Del año 220 aproximadamente datan 14 líneas encontradas en Dura-Europos junto al Éufrates, que comprenden un pasaje del Diatessaron de Taciano, donde el autor había reunido, en el siglo anterior, los cuatro evangelios en una sola obra[15].
En este enlace[16] cualquier lector podrá comprobar en detalle la existencia de más de una treintena de papiros con fragmentos de los Evangelios datados como máximo en el año 250. Solo del período que va del año 125 al 200 hay más de una decena de papiros. Que del Evangelio de San Juan tengamos cuatro papiros con fragmentos de su obra de no más de cien años de diferencia con el original es un privilegio único entre los escritos de su tiempo.
De los Evangelios se conservan más de 6.000 manuscritos, en cuanto a copias griegas se refiere, y la impresionante cantidad de más de 40.000 manuscritos en diversas lenguas en traducciones antiquísimas[17]. Tenemos aquí un enorme contraste con autores de la antigüedad, pues entre los textos de Julio César de la guerra de las Galias, Livio, Sófocles, Lucrecio, Cátulo, Eurípides, Demóstenes, Aristóteles y Aristófanes apenas se conservan, en forma conjunta, 496 copias[18]. Disponemos de ochenta manuscritos de los evangelios por cada copia de estos nueve escritores juntos, nombres fundamentales en la historia de la literatura, y en el caso de César, una de las personalidades más influyentes en la historia de la política romana.
Mientras de los autores latinos no se conserva ninguna obra completa que pueda datarse antes del siglo VIII, tenemos 78 códices evangélicos completos de entre los siglos IV y VI[19]. Es más, los Evangelios eran citados con tal frecuencia que solamente con las citas que existen en las obras de siete escritores de los siglos II al VII - Justino, Ireneo, Clemente, Orígenes, Tertuliano, Hipólito y Eusebio - tenemos 26.487 citas que rehacen el Evangelio completo[20].
«La proximidad en apenas varias décadas de años de los manuscritos del Nuevo Testamento a sus originales dejan en una situación bastante precaria a otros documentos históricos de la antigüedad (también superior a la de los gnósticos) y que son considerados de gran fiabilidad. De tal manera es así que quien ose poner en duda la historicidad de los Evangelios, no tiene derecho a creer en la historia, sobre todo la antigua»[21].
[1] Luis Fernando Macías Z., Miriam Velázquez V.: Glosario de referencias léxicas y culturas en la obra de León de Greiff. Fondo Editorial Universidad EAFIT. Medellín. 2007.
[2] La epopeya de las obras: Platón. En internet: https://soliloci.wordpress.com/2012/07/01/la-epopeya-de-las-obras-platon/
[3] Los manuscritos Bíblicos. En internet: https://sabialibertad.org/los-manuscritos-biblicos/
[4] G. Lobo Menéndez, J. Gómez Oroño: Jesús, el Hijo de Dios. El mensaje Cristiano. Ed. Palabra. Madrid. 2010.
[5] Jorge Loring S.J.: Motivos para creer, IV. Ed. Planeta. Barcelona. 1997.
[6] Ronald A. Knox: Conferencias religiosas de Oxford, V.
[7] Fanias. En internet: http://filosofosdelahisto.blogspot.com/2013/05/fanias-fue-un-historiador-filosofo.html
[8] Fernando Báez: Las maravillas perdidas del mundo: Breve historia de las grandes catástrofes culturales de la civilización. Ed. Océano. 2012.
[9] Esquilo. En internet: http://www.profesorenlinea.cl/biografias/Esquilo.htm
[10] Antroposmoderno. Leyendas de Guardo y Mitos Griegos. En internet: http://www.antroposmoderno.com/textos/Poetasgriegos.html
[11] Historias de Sófocles. Editorial Andrés Bello. Santiago de Chile. 1979.
[12] Murray J. Harris: Tres preguntas clave sobre Jesús,II. Ed. Clie. Barcelona. 1994.
[13] Geycer Paredes Murrieta: Historia de la Biblia. 2016.
[14] Geycer Paredes Murrieta: Historia de la Biblia. 2016.
[15] A. Robert, A. Feulliet: Introducción a la Biblia. Tomo Primero. Ed. Herder. Barcelona. 1967.
[16] Papiros del Nuevo Testamento. En internet: https://es.wikipedia.org/wiki/Papiros_del_Nuevo_Testamento
[17] G. Lobo Menéndez, J. Gómez Oroño: Jesús, el Hijo de Dios. El mensaje Cristiano. Ed. Palabra. Madrid. 2010.
[18] ¿Se conservó sin cambios el texto bíblico? En internet: http://www.jariiivanainen.net/podemosconfiarenelcriticismobiblico3.html
[19] Jorge Loring S.J.: Motivos para creer. Ed. Planeta. Barcelona. 1997.
[20] Jorge Loring S.J.: Motivos para creer. Ed. Planeta. Barcelona. 1997.
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