En mi piso hay una cucaracha.
Sólo una.
Y todas las noches bebemos
(bueno, ella sólo me mira)
varias botellas de ginebra.
Mientras conversamos
(comprende mi soledad con su presencia)
aclara que entre nosotros sólo hay
relaciones comerciales.
(Es duro compartir apartamento).
En mi piso sólo estamos,
solitarios, una cucaracha
y un hombre derrotado.
Y cuando amanece,
frente a frente,
ya algo borrachos,
cuando entran luces por el patio
y le pregunto por qué está tan sola,
ella no contesta,
simplemente me mira.
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