Libro: Apotegmas en el desierto (2014)
Lo malo de quererte en solitario es andar
descosiendo letras de ironía ensangrentada,
vistiendo a la inocencia
con chaleco de imprudencia;
duro es ver morir la madrugada sin soñar
que me juego al borde del precipicio por tu mirada
a morir o besar,
a vivir para amar.
Quitarme el sombrero ante otras siluetas
es simplemente un halago entre comillas,
suscitando paradojas
de las caricias que mojan
la soledad que subyace en el alma del asceta,
y espero la sentencia llorando de rodillas,
pasará a ser tu amor
un mero espejo retrovisor.
Los estados que tu muro de insatisfacciones
entrega dan cuenta de un presente de estupor,
pese a que insulta insumisa
tras los brackets tu sonrisa;
no te atrevas a ironizar sobre convicciones,
que bailás con cualquiera que parezca un actor
del teatro del polvo con culpas,
(ensayarás sollozando pretextos y disculpas).
Tan jóvenes y tan perdidos,
sin tu piel y tus ladridos,
se asemeja el respirar a un testamento,
juego infame contarnos las heridas,
cuando en la soledad de las horas compartidas
arrastrábamos más dolor que sentimientos.
Las preguntas, los miedos y todo eso
englobado en lo que llamamos "el después"
son solo sumas mal hechas
de baladas que aprovechan
a medir milimétricamente el retroceso
de nuestra autoestima caminando al revés;
le advierto a una ilusión que está sobrando:
Soy inmune a eso de andar soñando.
El paso posterior al desarraigo de la vida
otrora malvivida, es quitarle algunas telarañas
a las dudas y a los jamases,
a los finales que roban los compases,
a buscar para la existencia nuevas causas perdidas
con otro cuerpo de mujer para empatar en mañas;
con el orgullo saqueado,
debo aunque pague al contado...
Las mentiras respiran en el luto mañanero,
sembrando de rencores el camino,
y hablando de hojas muertas,
de puntos inexpresivos y contraofertas:
Cada vez que almuerzo poliuretano te venero,
cada vez que deshago maletas mato una parte del destino,
de todas las ironías preexistentes,
tu lágrima es mártir del presente.
Tan viejos y tan heridos,
pierdo contra el "pudo haber sido",
querernos fue divorciarnos de egoísmos,
eludirnos es deshabitar el país de nuestras bocas,
pretender que el abandono no se lleve el optimismo
es negarle la propina a la derrota.
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