Iván Noble: ¿Qué leen los que hacen música?

Navegando por la web me encontré esta nota, publicada hace algo más de siete meses en el blog de la Editorial Eterna Cadencia

Es interesante ver de que literatura se nutren los músicos, y más en el caso de Iván Noble, que es uno de mis artistas favoritos.


A continuación la nota en cuestión:

Hoy es su cumpleaños: Iván Noble nació un 5 de marzo de 1968, en Morón. Fue ahí donde se formó Caballeros de la Quema, la banda con la que grabarían La paciencia de la araña, en 1998. Pero, siete años antes, Primavera negra: esa producción en cassette que comparte el título con el exquisito despacho entre los trópicos de Henry Miller.

“¿Qué busco en un libro? Belleza, sapiencia, elegancia. Los escritores que admiro me provocan estupor, envidia y, absurdamente, me gusta imaginarlos compinches de mi vida”, cuenta este lector que abandonó la carrera de Sociología en cuarto año, y con eso los viajes en colectivo a Ciudad Universitaria y las encuestas casa por casa. Había empezado a tocar la batería de chico y a hacer canciones. Más tarde se decidiría a cantarlas.


Con la banda grabaron cinco discos y, en 2002, Noble comenzó su carrera como solista, generando otro tanto: Preguntas equivocadas, Nadie sabe dónde, Intemperie, Dicho y hecho y La parte de los ángeles. A esa lista se agrega su último trabajo, Pistolas al amanecer, que incluye la línea: “Mi plan es matar la tristeza”, en Donde gustes y cuando quieras, con Vicentico.

Hizo radio, tele, cine. Trabajó como corrector y redactor mientras cursaba y ha colaborado con Brando, Cerdos y peces y Joy. En 2012, Garrincha Club editó su debut literario con De tal palo, publicado en conjunto con ¡Basta de escribir novelas! de Washington Cucurto. “Este libro tiene el encanto de los boletos capicúas, de esos sobrecitos de azúcar en los que encontramos máximas de los presocráticos o frases de la cultura popular. Este libro es un talismán”, dijo Fabián Casas, encargado de presentarlo, destacando que “lo que hizo Iván es algo que deberían hacer todos los artistas: trabajar en contra de su habilidad. Uno cuando va trabajando encuentra cierto oficio y luego se repite continuamente. El confort te debilita”. Noble, quien dice que le costó animarse a publicar los escritos que no eran canciones y venía acumulando, cantará en una de sus canciones: “Mi coraje cabe en la pestaña de un ratón”.

“Libros favoritos… ¡tantísimos!”, avisa, y lista: “En estos últimos tiempos intento leer (o releer) algunos clásicos: Los hermanos Karamazov, El retrato de Dorian Gray, Por quién doblan las campanas y Madame Bovary, fueron los últimos. Disfruto mucho de Philip Roth (Patrimonio, por ejemplo), Julian Barnes (Nada que temer), Nick Hornby (Fiebre en las gradas, Un gran chico). Cada tanto vuelvo a Onetti (como Los Beatles… siempre se vuelve ahí). Los últimos dos autores que me conmovieron mucho fueron tal vez John Fante, con La hermandad de la uva, sobre todo, y Alfred Hayes: Los enamorados y Mi perdición me parecen dos joyitas”.

Le gustaría pensar que las canciones que hace se contaminan con ellos, “que algo de esa belleza se derrama en lo que uno hace. Pero es una mera expresión de deseos, una superstición. De todas maneras, aunque no se note en el oficio de uno, sí creo estar seguro de que en más de un sentido esos libros son combustible personal, brújulas, refugio y consuelo”.

Hijo de un médico y una psicóloga social, se hizo de buenos ejemplares y primeras ediciones de Viñas, Asís, Vargas Llosa, Fuentes y Onetti, entre otros: “Lo que más me gusta de mi biblioteca es que comienzan a convivir los libros que yo compré y compro de adulto, con algunas ediciones bastante viejas de libros hermosos que son de mis padres y que, de a poco, como pasándome una posta, empiezan a regalarme”, explica.

Se define como un lector “poco sacro”: “Cuido los libros pero no me molesta si se doblan, se manchan con vino, mate, etcétera. Muy de vez en cuando subrayo párrafos (sobre todo en ensayos) y, en general, no presto pero sí recomiendo o regalo aquellos que me dan ganas que la gente que quiero conozca. Y, recíprocamente, presto mucha atención a las recomendaciones de amigos lectores”.

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