Hace unos días compartí un poema de la gran escritora burgalesa Begoña Abad. Continuando con ella, dejo otro muy interesante.
Tengo muy bajo el umbral del dolor
siempre me lo han dicho.
No soporto ver un buitre en espera
que acabe de morir un niño hambriento.
Ni soporto la mirada de una madre
que ve llorar al hijo que se le muere en brazos.
No me llegan las fuerzas
para mirar al viejo tirado en las esquinas
o al que pide en mi puerta
sin mirarme a la cara.
No tengo aguante para escuchar
los discursos del poder de siempre
ni los de te quiero entre cojines
que llevan la navaja en el relleno.
Tengo el umbral del dolor
en el mismo punto
en que tengo el de la vergüenza.
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